Después de 17 años de incontables aventuras llegó el momento de dormir su último sueño. Sólo así pudo darle una tregua a las abismales dudas que la acompañaron durante toda su vida de gata. Quienes eran ellos ? Por qué me hablaban en ese idioma inentendible ? Cómo es que lograban entender mis miradas ? Quién les enseñó a acariciarme de esa forma ? Por qué se sentaban en silencio a observar esas cajas que les iluminaban la cara ? Por qué coleccionaban árboles prensados en forma de hojas con interminables formitas alineadas ? Por qué no dormían dentro de los muebles entre las frazadas con olor a naftalina ? Por qué a veces escondían un ojo detrás de una cajita con un vidrio redondeado que destellaba un pequeño relámpago y me apuntaban con ella ? Por qué nunca se sentaban justo enfrente de las cajas de metal que entregaban calor ? Por qué mojaban sus ropas y las colgaban ? Por qué encendían luces de día ? Por qué encendían luces de noche ? Por qué no se echaban frente a una puerta entreabierta o en el pasto en verano ? Por qué se mojaban bajo la lluvia que sólo surgía en esa habitación dentro de la misma casa ? Cuándo y dónde mataban a los grandes animales cuya carne ellos y nosotros comíamos ? Cómo lograban que sólo dentro de un único mueble fuese siempre invierno a la luz de un faro ? Por qué ellos nunca cazaban pájaros o lauchas ? y que hay de los grillos y cascarudos ? Esos eran irresistibles y tan fáciles de atrapar. Pero hubo algo que jamás transitó por su mente tan inquieta y demandante de explicaciones. Nunca le hizo falta preguntarse si realmente la amaban.